La Ciudad de México enfrenta serios problemas de transporte debido al número creciente de vehículos en circulación, al ser el principal centro económico, político y cultural del país, muchas de las personas que viven en los estados aledaños tienen que desplazarse a diario al DF para trabajar. “Tal concentración de personas requiere de diversos sistemas de transporte, no sólo para ellas mismas, también para los productos que consumen o producen” (PAOT (a), 2009: 4). Con el proyecto de la Línea 12 del STC-Metro se buscaba dotar de una opción de transporte masivo de calidad a la zona sur oriente de la capital, creando un eje transversal que complemente e interconecte la red actual de este sistema. Sin embargo, como ya exponíamos, el llevar a cabo obras de tal magnitud trae consigo efectos negativos cuando se está llevando a cabo la obra pero también positivos cuando ésta se concluye, ambos se ven reflejados en la calidad de vida de la población. Entre los efectos negativos que se presentan durante la construcción de la obra podemos enlistar los siguientes: Generación de ruido por la utilización de maquinaria pesada durante el desarrollo de la obra. Aumento del estrés debido al tráfico que se genera por el cierre de carriles en las vialidades y por la saturación de las calles aledañas a la obra. Incremento de emisiones contaminantes de los vehículos automotores por permanecer más tiempo en las vialidades. Por su parte, una vez concluida la obra, los beneficios son muchos: Reducción en tiempos de transportación cotidiana (en este caso Tláhuac-Mixcoac) Disminución en el gasto familiar por concepto de transporte (de $13.00 a $5.00) Mejora del tránsito en la zona. Reducción de las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera del DF Reducción en los niveles de ruido emitidos por la alta demanda de transporte público. 123