México D.F. a 27 de octubre 2003
Invaden bosques por vacío jurídico

El último censo de 1999 de la delegación Cuajimalpa revela que en el Desierto de los Leones existían mil 340 casas construidas

Por Arturo Páramo

Los conflictos limítrofes existentes entre comuneros del Desierto de los Leones desde hace 20 años, así como la tolerancia de las autoridades federales y locales han provocado la consolidación de asentamientos irregulares en la zona, y han permitido la extensión de la mancha urbana hacia el bosque reconocieron autoridades, investigadores y ejidatarios.

Un ejemplo claro son las mansiones que se construyen en los límites entre Santa Rosa Xochiac y San Mateo Tlaltenango, la aparición de asentamientos no autorizados en San Lorenzo Acopilco, la aparición de sembradíos en suelo boscoso y de colonias enteras a las márgenes de la carretera libre a Toluca.

El último censo disponible fue el realizado por la Delegación Cuajimalpa en 1999, en el que se expone que en ese año existían 39 asentamientos irregulares, con un total de mil 340 casas con diversos niveles de consolidación, y una población estimada de 7 mil 64 habitantes.


Pese a que está prohibido construir en la zona de conservación, las autoridades toleran la edificación de 'mansiones' en pleno bosque. Foto: Gabriel Jiménez / Reforma
El caos que genera el vacío jurídico es contundente: Durante recorridos realizados por REFORMA por el bosque se observó que los comuneros fraccionan y venden sus tierras o permiten la aparición de asentamientos irregulares que degradan el bosque, se reduce la filtración de agua al subsuelo, se tienden "diablitos" para suministrar electricidad a las casas, se bombea agua a través de mangueras, y lanzan sus drenajes a la tierra.

Objetivamente parece tierra de nadie. Todo ocurre ante la tolerancia de las autoridades federales, locales y delegacionales.

Funcionarios de la Procuraduría de Protección al Ambiente y Ordenamiento Territorial del DF, reconocieron a REFORMA que anualmente la ciudad pierde 500 hectáreas de bosques, y que la conservación del suelo de conservación del sur y poniente de la capital no es un tema prioritario para las autoridades capitalinas, federales y delegacionales.

A la fecha, el área perdida por el bosque del Desierto de los Leones a causa del crecimiento de asentamientos irregulares es incalculable, reconoció el propio Jefe Delegacional de Cuajimalpa, Ignacio Ruiz, quien aceptó que la situación del Parque Nacional más antiguo del País es grave, y recalcó que son las autoridades agrarias federales las que deben solucionar el conflicto legal entre las comunidades.

Ruiz afirmó que durante la administración del panista Francisco de Souza (2000-2003) fue cuando se toleró el avance de la mancha urbana hacia el bosque del Desierto de los Leones; sin embargo, los comuneros han señalado que ninguna de las administraciones priistas, panistas o perredistas han logrado superar el problema.

"Ni siquiera López Obrador ha venido a ver la situación que guarda el bosque ni ha declarado un plan duro para frenar tanta invasión", señala el comunero Benito, quien a sus 70 años se dice fiel defensor de la zona.

Conflicto comunero

Para los comuneros de San Mateo Tlaltenango, en conflicto desde 1984 con los comuneros de Santa Rosa Xochiac, no ha habido voluntad de las autoridades agrarias federales, del anterior Departamento del DF ni del Gobierno capitalino para solucionar el problema de límites entre las comunidades.

A partir del decreto expropiatorio de 1984 que creó el ejido de San Mateo Tlaltenango, los comuneros cobran 10 pesos por entrar al parque y pueden obtener madera muerta del bosque, aunque no pueden talar árboles.

En la sede del Comisariado ejidal de San Mateo, en el Rancho los Laureles, hay, sin embargo, un campo de juego de Gotcha, un restaurante y un criadero de truchas.