Los conflictos
limítrofes existentes entre comuneros del Desierto de los
Leones desde hace 20 años, así como la tolerancia
de las autoridades federales y locales han provocado la consolidación
de asentamientos irregulares en la zona, y han permitido la extensión
de la mancha urbana hacia el bosque reconocieron autoridades,
investigadores y ejidatarios.
Un ejemplo claro son las mansiones que se construyen en los límites
entre Santa Rosa Xochiac y San Mateo Tlaltenango, la aparición
de asentamientos no autorizados en San Lorenzo Acopilco, la aparición
de sembradíos en suelo boscoso y de colonias enteras a
las márgenes de la carretera libre a Toluca.
El último censo disponible fue el realizado por la Delegación
Cuajimalpa en 1999, en el que se expone que en ese año
existían 39 asentamientos irregulares, con un total de
mil 340 casas con diversos niveles de consolidación, y
una población estimada de 7 mil 64 habitantes. |
|

Pese a que está prohibido construir en la zona de conservación,
las autoridades toleran la edificación de 'mansiones' en
pleno bosque. Foto: Gabriel Jiménez / Reforma |
El caos que genera el vacío jurídico es contundente: Durante
recorridos realizados por REFORMA por el bosque se observó que
los comuneros fraccionan y venden sus tierras o permiten la aparición
de asentamientos irregulares que degradan el bosque, se reduce la filtración
de agua al subsuelo, se tienden "diablitos" para suministrar
electricidad a las casas, se bombea agua a través de mangueras,
y lanzan sus drenajes a la tierra.
Objetivamente parece tierra de nadie. Todo ocurre ante la tolerancia
de las autoridades federales, locales y delegacionales.
Funcionarios de la Procuraduría de Protección al Ambiente
y Ordenamiento Territorial del DF, reconocieron a REFORMA que anualmente
la ciudad pierde 500 hectáreas de bosques, y que la conservación
del suelo de conservación del sur y poniente de la capital no
es un tema prioritario para las autoridades capitalinas, federales y
delegacionales.
A la fecha, el área perdida por el bosque del Desierto de los
Leones a causa del crecimiento de asentamientos irregulares es incalculable,
reconoció el propio Jefe Delegacional de Cuajimalpa, Ignacio
Ruiz, quien aceptó que la situación del Parque Nacional
más antiguo del País es grave, y recalcó que son
las autoridades agrarias federales las que deben solucionar el conflicto
legal entre las comunidades.
Ruiz afirmó que durante la administración del panista
Francisco de Souza (2000-2003) fue cuando se toleró el avance
de la mancha urbana hacia el bosque del Desierto de los Leones; sin
embargo, los comuneros han señalado que ninguna de las administraciones
priistas, panistas o perredistas han logrado superar el problema.
"Ni siquiera López Obrador ha venido a ver la situación
que guarda el bosque ni ha declarado un plan duro para frenar tanta
invasión", señala el comunero Benito, quien a sus
70 años se dice fiel defensor de la zona.
Conflicto comunero
Para los comuneros de San Mateo Tlaltenango, en conflicto desde 1984
con los comuneros de Santa Rosa Xochiac, no ha habido voluntad de las
autoridades agrarias federales, del anterior Departamento del DF ni
del Gobierno capitalino para solucionar el problema de límites
entre las comunidades.
A partir del decreto expropiatorio de 1984 que creó el ejido
de San Mateo Tlaltenango, los comuneros cobran 10 pesos por entrar al
parque y pueden obtener madera muerta del bosque, aunque no pueden talar
árboles.
En la sede del Comisariado ejidal de San Mateo, en el Rancho los Laureles,
hay, sin embargo, un campo de juego de Gotcha, un restaurante y un criadero
de truchas.
|