México D.F. a 28 de septiembre de 2003

Descontrolado, el ruido de los ambulantes y comercios

Las autoridades capitalinas no pueden hacer nada por la falta de legislación en esta materia

Rosa Emilia Porras/ Vicente Hernández

A pesar de que el ruido es uno de los principales contaminantes del medio ambiente en la Ciudad de México y de que encabeza la lista de las denuncias que recibe la Procuraduría Ambiental y Territorial del Distrito Federal, las autoridades capitalinas no pueden hacer nada por la falta de legislación en esta materia.

Aun cuando la principal función de esta Procuraduría es atender las denuncias por los problemas que afectan la vida cotidiana de los capitalinos, como el ruido, las vibraciones, los olores y la contaminación atmosférica, y realizar las investigaciones de oficio —cuando haya presunto incumplimiento de la legislación ambiental y territorial en la Ciudad de México—, el titular de esta dependencia Enrique Provencio, reconoció que lo único que pueden hacer es enviar una recomendación a las autoridades correspondientes para que traten de hacer algo al respecto.


Con la electricidad que paga la ciudad, la contaminación auditiva del aire; particularmente en el Centro Histórico, donde está muy por encima de los niveles permitidos. Foto: Javier García / Milenio

Escándalo e informalidad

Un ejemplo de ello, son todas las denuncias que han recibido por la música que ponen algunos comercios establecidos del Centro Histórico, así como de la mayoría de los vendedores ambulantes que colocan sus bocinas en la vía pública con altos niveles de sonido. “Y ese es uno de los problemas asociados a la informalidad económica de la Ciudad de México y también es un problema ambiental y de salud. Nos han presentado muchos pobladores del centro de la ciudad esos casos, hemos podido junto con las delegaciones controlarlos”, explicó.

El funcionario capitalino reconoció que los comerciantes establecidos hacen uso excesivo de aparatos de sonido para promocionar los productos que venden, al grado de sacar sus bocinas a la calle para competir con los ambulantes quienes también hacen un uso excesivo de bocinas, este, insistió, es un problema muy serio.

—¿Eso no esta regulado?

—Exceden las normas de ruido en términos de decibeles, sin embargo, las delegaciones no vigilan suficientemente esos problemas ¿no? Y el problema que tenemos es que las delegaciones no están obligadas a acatar nuestras recomendaciones.

“La gente se queja mucho con nosotros de problemas de ruidos y vibraciones, y esto tiene un significado para la calidad de vida de todos, y ahí hay varios problemas, primero tenemos una muy mala cultura en términos de ruido, porque no estamos conscientes de que es una de las molestias más importantes que nos afecta la calidad de vida, la salud y el aprendizaje de los niños en las escuelas”, dijo Enrique Provencio.

Asimismo, recordó que tenemos una regulación insuficiente, la legislación sobre ruido, señaló, es atrasada, las normas no son adecuadas y todos en lo individual cooperamos —de algún modo y de manera inconsciente—, a producir los ruidos, a nivel doméstico, de barrio y urbano.

“Pero todavía no hay suficientes formas de castigo para evitar esas irregularidades”, lamentó.

—¿Qué es lo que pueden hacer como Procuraduría Ambiental?

—Lo que podemos hacer es atender a la gente, ir con ella a las delegaciones, promover que éstas manden inspectores para que controlen el problema (de los causantes del ruido) y si no cumplen, emitir recomendaciones.

—¿A qué tipo de sanción se hacen acreedores?

El procurador Ambiental y Territorial del Distrito Federal reconoció que lo único que han podido hacer contra este problema de ruido es solicitarle a la delegación Cuauhtémoc que mande inspectores de vía pública, sin embargo, reiteró que la sanción es mínima por esta violación a la Ley de Establecimientos Mercantiles. Por ello, la recomendación más importante que hacen a los habitantes de la capital es que no asuman el asunto como un problema sin solución, que acudan a la Procuraduría a presentar su denuncia para que “poco a poco” se vayan solucionando.

“Pero de entrada, no hay que darlos como un hecho, no considerarlos como parte de la normalidad de la ciudad, tenemos que combatir el problema del ruido”, reiteró.

La pesera que suena

De acuerdo con un estudio elaborado por la Universidad de Zacatecas, el ruido es la forma de contaminación más frecuente y subestimada que produce daños (en algunos casos irreparables) en nuestra capacidad de audición, además de otras reacciones psicológicas y fisiológicas en nuestro organismo.

En la Ciudad de México existen diversos factores que producen todo tipo de ruidos como los provocados por el tránsito vehicular, los aviones, motores y maquinaria al interior de las industrias.

Construcciones arquitectónicas y reparaciones de calles, en las que son utilizados taladros neumáticos, grúas, mezcladoras y compresoras. Música “estrepitosa” producida en las discotecas, fiestas, vendedores ambulantes y comercios establecidos, transporte, así como aparatos electrodomésticos.

Todo ese ruido provoca en las personas irritación, cansancio físico, dolores de cabeza, tensión muscular, mareos, náuseas, y sordera temporal o permanente.

Otros males

La Procuraduría Ambiental y Territorial del Distrito Federal considera que son tres los principales problemas de la Ciudad de México: Los asentamientos irregulares y la protección del suelo de conservación; el cuidado, la cantidad y la calidad del agua potable, y un paquete de problemas como el ruido, las vibraciones, las molestias de olores y la contaminación atmosférica.