A pesar de que el ruido es
uno de los principales contaminantes del medio ambiente en la
Ciudad de México y de que encabeza la lista de las denuncias
que recibe la Procuraduría Ambiental y Territorial del
Distrito Federal, las autoridades capitalinas no pueden hacer
nada por la falta de legislación en esta materia.
Aun cuando la principal función de esta Procuraduría
es atender las denuncias por los problemas que afectan la vida
cotidiana de los capitalinos, como el ruido, las vibraciones,
los olores y la contaminación atmosférica, y realizar
las investigaciones de oficio —cuando haya presunto incumplimiento
de la legislación ambiental y territorial en la Ciudad
de México—, el titular de esta dependencia Enrique
Provencio, reconoció que lo único que pueden hacer
es enviar una recomendación a las autoridades correspondientes
para que traten de hacer algo al respecto.
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Con la electricidad que paga la ciudad, la contaminación
auditiva del aire; particularmente en el Centro Histórico,
donde está muy por encima de los niveles permitidos. Foto:
Javier García / Milenio |
Escándalo e informalidad
Un ejemplo de ello, son todas las denuncias que han recibido por la
música que ponen algunos comercios establecidos del Centro Histórico,
así como de la mayoría de los vendedores ambulantes que
colocan sus bocinas en la vía pública con altos niveles
de sonido. “Y ese es uno de los problemas asociados a la informalidad
económica de la Ciudad de México y también es un
problema ambiental y de salud. Nos han presentado muchos pobladores
del centro de la ciudad esos casos, hemos podido junto con las delegaciones
controlarlos”, explicó.
El funcionario capitalino reconoció que los comerciantes establecidos
hacen uso excesivo de aparatos de sonido para promocionar los productos
que venden, al grado de sacar sus bocinas a la calle para competir con
los ambulantes quienes también hacen un uso excesivo de bocinas,
este, insistió, es un problema muy serio.
—¿Eso no esta regulado?
—Exceden las normas de ruido en términos de decibeles,
sin embargo, las delegaciones no vigilan suficientemente esos problemas
¿no? Y el problema que tenemos es que las delegaciones no están
obligadas a acatar nuestras recomendaciones.
“La gente se queja mucho con nosotros de problemas de ruidos
y vibraciones, y esto tiene un significado para la calidad de vida de
todos, y ahí hay varios problemas, primero tenemos una muy mala
cultura en términos de ruido, porque no estamos conscientes de
que es una de las molestias más importantes que nos afecta la
calidad de vida, la salud y el aprendizaje de los niños en las
escuelas”, dijo Enrique Provencio.
Asimismo, recordó que tenemos una regulación insuficiente,
la legislación sobre ruido, señaló, es atrasada,
las normas no son adecuadas y todos en lo individual cooperamos —de
algún modo y de manera inconsciente—, a producir los ruidos,
a nivel doméstico, de barrio y urbano.
“Pero todavía no hay suficientes formas de castigo para
evitar esas irregularidades”, lamentó.
—¿Qué es lo que pueden hacer como Procuraduría
Ambiental?
—Lo que podemos hacer es atender a la gente, ir con ella a las
delegaciones, promover que éstas manden inspectores para que
controlen el problema (de los causantes del ruido) y si no cumplen,
emitir recomendaciones.
—¿A qué tipo de sanción se hacen acreedores?
El procurador Ambiental y Territorial del Distrito Federal reconoció
que lo único que han podido hacer contra este problema de ruido
es solicitarle a la delegación Cuauhtémoc que mande inspectores
de vía pública, sin embargo, reiteró que la sanción
es mínima por esta violación a la Ley de Establecimientos
Mercantiles. Por ello, la recomendación más importante
que hacen a los habitantes de la capital es que no asuman el asunto
como un problema sin solución, que acudan a la Procuraduría
a presentar su denuncia para que “poco a poco” se vayan
solucionando.
“Pero de entrada, no hay que darlos como un hecho, no considerarlos
como parte de la normalidad de la ciudad, tenemos que combatir el problema
del ruido”, reiteró.
La pesera que suena
De acuerdo con un estudio elaborado por la Universidad de Zacatecas,
el ruido es la forma de contaminación más frecuente y
subestimada que produce daños (en algunos casos irreparables)
en nuestra capacidad de audición, además de otras reacciones
psicológicas y fisiológicas en nuestro organismo.
En la Ciudad de México existen diversos factores que producen
todo tipo de ruidos como los provocados por el tránsito vehicular,
los aviones, motores y maquinaria al interior de las industrias.
Construcciones arquitectónicas y reparaciones de calles, en
las que son utilizados taladros neumáticos, grúas, mezcladoras
y compresoras. Música “estrepitosa” producida en
las discotecas, fiestas, vendedores ambulantes y comercios establecidos,
transporte, así como aparatos electrodomésticos.
Todo ese ruido provoca en las personas irritación, cansancio
físico, dolores de cabeza, tensión muscular, mareos, náuseas,
y sordera temporal o permanente.
Otros males
La Procuraduría Ambiental y Territorial del Distrito Federal
considera que son tres los principales problemas de la Ciudad de México:
Los asentamientos irregulares y la protección del suelo de conservación;
el cuidado, la cantidad y la calidad del agua potable, y un paquete
de problemas como el ruido, las vibraciones, las molestias de olores
y la contaminación atmosférica.
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