México D.F. a 26 de diciembre de 2003
Inminente, otra crisis ambiental en el DF
Sus datos indican que, a esa magnitud y ritmo, el deterioro equivale a la destrucción del área que ocupan los bosques de Tlalpan
Por Rogelio Hernández / Beatriz Solís
Enrique Provencio, el procurador ambiental de la ciudad más poblada de México, quiere que su preocupación se extienda: “... aunque ahora hay más instituciones y leyes –afirma– el deterioro ambiental no cede y puede ser peor... anualmente se pierden unas 500 hectáreas del suelo de conservación y eso tiene efecto colisión... Estamos entrando a una etapa crítica”.

Sus datos indican que, a esa magnitud y ritmo, el deterioro equivale a la destrucción del área que ocupan los bosques de Tlalpan y de la tercera sección de Chapultepec en tan sólo 12 meses. Y que en tres años más también se acabaría lo semejante al Desierto de los Leones, el bosque más grande de las áreas protegidas; y en otros cinco años, desaparecerían extensiones similares a todo el Ajusco, la Cañada de Contreras, el histórico de Coyoacán y el corredor biológico Chichinautzin, juntos.


El procurador ambiental dijo que hay que dar más apoyos a ejidatarios, comuneros y pequeños propietarios para hacer más atractiva la conservación que la venta del suelo. Foto: Rocío Vázquez

Aunque el procurador evita deliberadamente las frases estridentes o alarmistas, su análisis no puede eludir el escenario de la inminencia de una o varias crisis ambientales en la capital del país. De no revertirse esa tendencia, en poco tiempo comenzarán a llegar las muchas veces anunciadas calamidades ambientales al Distrito Federal y, en general, a la Zona Conurbada del Valle de México.

Desde el 24 de abril Enrique Provencio encabeza la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial del Distrito Federal (PAOT) que fue creada oficialmente el 24 de abril de 2001. Casi dos años después la dependencia tuvo instalaciones formales. En su oficina, elegida pequeña intencionalmente, sin escritorio, resplandeciente de luz solar, más parecida a un cúbiculo de académico, acepta conversar con el reportero de MILENIO.

“Y es que por efecto colisión --ila Provencio-- vendrán más impactos negativos en la calidad de vida de los capitalinos. Estamos entrando a una etapa crítica . Donde antes había áreas ecológicas ahora hay viviendas, asentamientos sin control, irregulares la mayoría. Eso provoca alteración ambiental muy fuerte, no nada más porque se deforesta sino porque se cortan flujos de agua, se evita el crecimiento de la vegetación local, se empiezan a modificar corrientes con riesgos para la población que vive allí, se da un proceso de deterioro en cadena de las áreas de bosques, agricultura, ganadería, vivienda; con pérdida definitiva de la vegetación; hay una profunda alteración del paisaje urbano, una cuantiosa generación de desechos que no se controlan y contaminan el subsuelo y los acuíferos, se magnifican las partículas suspendidas contra la calidad del aire, se impide la trasminación a los mantos, se reduce la cantidad y la calidad del agua de los pozos y se degradan los microambientes con la consecuente pérdida de especies.

“Lo primero que tenemos que pensar –acota-- es cómo frenar esas tendencias de deterioro combatiendo las causas. La gente común ha perdido sensibilidad ante estos problemas. Y para poder enfrentarlos, reconoce el procurador ambiental, hay otro problema: la dispersión institucional y la dispersión de responsabilidades tanto en los gobiernos de la ciudad como en el federal.

Provencio sabe de lo que habla. Fue co-director del Programa de Aprovechamiento Integral de Recursos Naturales, de la Facultad de Ciencias de la UNAM, vicepresidente del Comité Nacional del Programa LEAD-México de El Colegio de México y la Fundación Rockefeller, Presidente del Instituto Nacional de Ecología; ha formado parte de la Comisión Ambiental Metropolitana y del Consejo de Estudios para la Restauración y Valoración Ambiental, vicepresidente de la Comisión de Desarrollo Sustentable de la ONU y ahora también es vicepresidente del Instituto para la Sustentabilidad del Desarrollo.

Casas por árboles

¿A qué ritmo crecen estos asentamientos de población?

–El dato más crudo es este. En 10 años se han perdido casi 5 mil hectáreas de áreas arboladas o suelo de conservación del Distrito Federal. En 1992 estos asentamientos ocupaban 3 mil 444 hectáreas y para el 2002 habían absorbido ya 8 mil 240 hectáreas.

¿Es tendencia?

–Sí, claro. Es una tendencia terrible. En los hechos se pierden 500 hectáreas por año (5 millones de metros cuadrados de terrenos arbolados), según la Comisión de Recursos Naturales del Distrito Federal (Corena).

¿Cómo se explica eso, si ha habido decrecimiento de población en el DF?

–El crecimiento de la población se estancó. No decrece. La razón es la migración interna. El crecimiento ha sido básicamente en el sur de la ciudad. La gente con menos recursos busca suelo urbano donde asentarse. Es crecimiento hormiga. El patrón ha cambiado. Ya no es gran invasión. Tlalpan. Xochimilco, Milpa Alta, Tlahuac tienen un crecimiento más alto que la media, tanto porque tienen una tasa de nacimiento más alta como por la reubicación de población.

¿Qué se puede prever entonces a diez años?

–En un escenario meramente tendencial en diez años perderíamos otras 5 mil hectáreas del suelo de conservación.

¿Qué pasaría con los equilibrios ambientales?

–Se fracturarían todavía más. En particular el agua, por escasez en la recarga del acuífero, pero también en la pérdida de la biodiversidad y disminución en la calidad del aire, entre muchos otros factores.

¿Ha sido crecimiento irregular?

–Así es. Por lo menos en su origen. Después hay algunas regularizaciones. (ver cuadro).

¿Qué autoridad tiene que prever y corregir este tipo de crecimiento?

–Es un asunto que compete a prácticamente todos. Al gobierno federal porque sigue teniendo la responsabilidad de regular el suelo forestal. La Comisión Nacional Forestal y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente son los que deben vigilar la zona forestal. Por otro lado, del gobierno del Distrito Federal, la Corena en particular, las delegaciones, las autoridades agrarias tienen también intervención. También tiene que ver desarrollo urbano...

¿Nadie es responsable del todo?

–Correcto. Y ese es parte del problema: la dispersión institucional y la dispersión de responsabilidades. Entonces es un tema que compete a muchas y que al final de cuentas se dispersa la autoridad.

Ahora sí se acaba el agua

Los dos principales problemas ambientales del DF son la pérdida del suelo de conservación y el agotamiento del agua, íntimamente ligados, resume Provencio.

Estos suelos son el mayor factor de recarga de los acuíferos. Más del 50 por ciento del agua que consume la ciudad se extrae del subsuelo y la sobreexplotación de los mantos es cada vez más alta. La profundidad de extracción es cada vez mayor, y cada vez hay más amenazas por la propia calidad del agua que se está extrayendo.

Por otro lado, el volumen de agua que se trae de cuencas cercanas seguirá disminuyendo, no solamente porque la están peleando los estados circunvecinos sino porque cada vez hay menos liquido en esas cuencas de origen.

Hay otros fenómenos subvalorados, como los modos de consumo: Ha bajado la sensibilidad pública ante esto. El promedio de agua que se consume por persona en el Distrito Federal es de 230 litros. superior al de ciudades de países que cuentan con más agua. Ese consumo ya es insostenible.

Tenemos que reducir el consumo total, disminuir las fugas, de reutilizar y reciclar. No lo estamos haciendo. A la larga, vamos a tener que pagar más por lo que consumimos. El precio en el DF no cubre ni siquiera los costos de extracción ni de limpieza y mucho menos del tratamiento. Hay que asumir que necesitamos pagar por el agua lo adecuado, lo que realmente vale.

Atacar los problemas de fondo

Lo más importante, asegura el procurador ambiental y de Regularización Territorial del DF es frenar esa tendencia a través de políticas de control del uso del suelo de conservación, pero sobre todo atacando el problema de fondo que es saber por qué se sigue yendo la gente para esa parte. Y eso tiene que ver con los permisos del suelo.

Habría que diseñar una política urbano ambiental económica muy integrada para revertir esos flujos y esos movimientos. Las medidas pueden ser:

Ofrecer suelo urbano alternativo. Apoyo para la construcción de vivienda en las zonas centrales del DF y en los núcleos urbanos de los pueblos. Aclarar los derechos de los propietarios en ese suelo. Dar un papel más activo a las delegaciones políticas en la orientación del desarrollo urbano.

¿Y respecto al deterioro del medio ambiente?

–Varias medidas. Control, hacer respetar las zonas de conservación, las zonas legalmente protegidas. Dar mayores apoyos a ejidatarios, comuneros y pequeños propietarios para hacer más atractiva la producción y la conservación que la venta del suelo. Y en tercer lugar la propia vigilancia. Ahora no hay vigilancia que alcance. Es un proceso muy disperso. Es un crecimiento hormiga.