(Reforma, 13 de febrero de 2003)

Rasuran árboles; violan norma ambiental

    Un árbol no puede ser podado en más del 25 por ciento de su follaje, pero en el afán de despejar vistas hacia anuncios o cables o ante la petición de algún establecimiento, personal de las delegaciones o empresas privadas cortan ramas sin medida

En el cruce de Andrés Molina Enríquez y Municipio Libre,
presuntos trabajadores de la Compañía de Luz talaron
cerca de cincuenta árboles. / FOTO: JACOBO ARELLANO

Por: JESÚS HERNÁNDEZ E IVÁN SOSA / Grupo REFORMA Ciudad de México (13 febrero 2003)

Cortan más de lo debido

Talar un árbol en la ciudad es ilegal. Sin embargo, en los últimos días al menos siete casos de talas casi a ras de suelo así como podas indiscriminadas fueron denunciadas por vecinos y detectadas en recorridos por diversas zonas de la ciudad.

A pesar de que por criterios sanitarios y de conservación, un árbol no puede ser podado en más del 25 por ciento de su follaje, por ignorancia, para despejar vistas hacia anuncios o cables o ante la petición de algún establecimiento, personal de las delegaciones o empresas contratadas se ha dado a la tarea de cortar árboles con exceso.

Vecinos de Coyoacán señalaron este miércoles que trabajadores de la delegación podaron las partes bajas de varios árboles ubicados en los jardines de la Plaza de la Conchita, sin tomar en cuenta la opinión de expertos.

En otra zona de la ciudad, en el cruce de Andrés Molina Enríquez y Municipio Libre, presuntos trabajadores de la Compañía de Luz talaron con motosierras y hachas cerca de cincuenta árboles con una edad aproximada de diez años, de los cuales apenas se conservan diminutos troncos.

Los vecinos y trabajadores de la zona afirman que, sin previo aviso, cerca de diez personas con uniforme de la empresa llegaron en una camioneta y literalmente arrasaron con los árboles.

A unos pasos de la zona, otro ejemplar que tiempo atrás corrió la misma suerte, ahora sirve para detener una cámara de circuito cerrado de video para custodiar la puerta principal de una casa.

Aún con autorización, quien realiza la tala o poda de un árbol está obligado a reparar el hecho.

En el DF, la Ley Ambiental señala que la persona que derribe un árbol en vía pública o en propiedad de particulares deberá entregar a la autoridad correspondiente los ejemplares que determine la norma ambiental a efecto de restituir el daño.

Ni la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial --única instancia que ha asumido la defensa de algunos árboles-- ha sido capaz de contener los ánimos depredadores en las delegaciones, cuyas oficinas de Parques y Jardines, Servicios Urbanos y Medio Ambiente se echan la bolita.

En diciembre pasado, el procurador Enrique Provencio emitió a la jefa delegacional en Cuauhtémoc, Dolores Padierna, una recomendación por haber permitido que una cantina situada en la colonia Doctores, ampliara su estacionamiento sobre el espacio ocupado por dos cipreses.

En respuesta, colocaron un encino que ya se secó. La delegación ofrece reforestar el parque de enfrente, cerca del Centro Médico. Por lo pronto, el establecimiento, La Gallega, dispone ahora de mayor espacio para los autos.

Víctimas de la urbanidad

Víctimas de la ciudad, los árboles difícilmente son defendidos. Por petición de numerosos ciudadanos, la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial ha asumido la abogacía de la vegetación urbana. Pero con resultados relativos.

En diciembre pasado, la PAOT recomendó a la jefa delegacional en Cuauhtémoc, Dolores Padierna, abstenerse de autorizar obras que sólo benefician establecimientos de particulares y perjudican las escasas áreas verdes de la ciudad, como ocurrió en La Casa Gallega, que eliminó dos cipreses históricos considerados patrimonio urbanístico para ampliar su estacionamiento.

"Se quedó en un compromiso, se repuso el fresno, se amplió la jardinera y se va a reforestar el parque de enfrente", ofreció el director general jurídico de la demarcación, José Alfonso Suárez, pero el caso es que el estacionamiento de La Gallega ya es más grande y los árboles desaparecieron. La reparación del daño consistió en colocar un encino, ya secó.

En la misma delegación, la plaza Grijalva, localizada entre el Ángel de la Independencia y Circuito Interior, fue objeto de mantenimiento. La encargada del programa delegacional de mantenimiento, Marilú García, aseguró que la poda no sobrepasó el límite de 25 por ciento. "Es muy difícil darle gusto a todos los vecinos, unos te dicen: córtenle más y otros que ni los toquemos".

En Iztapalapa y el Centro

En Iztapalapa, los árboles tampoco merecen respeto. "Sólo por justificar el contrato, la empresa Jardines, Proyectos y Construcciones, sin asesoría de especialista alguno, podó en forma irracional los pinos de la colonia Prados Churubusco", denunció el vecino Armando Jaime.

Este miércoles personal del área de Parques y Jardines de la Delegación Coyoacán recortó varias ramas de árboles ubicados en la Plaza de la Conchita.

La labor que se realizó durante 10 días molestó a vecinos de la calle Higueras, quienes consideran que la poda se realizó sin motivo y sin la supervisión de un experto.

Rina Lazo, pintora y vecina de Coyoacán, dijo que los vecinos no están de acuerdo en que la Delegación realice la poda porque su argumento es débil. "Una vecina pidió que cortaran los árboles. Cortaron las ramas de abajo para sembrar flores y pasto como si fuera un campo de Golf. Matar a un árbol es una irresponsabilidad, lo que más se necesitan son pulmones en esta ciudad", comentó.

Los jardineros explicaron que la poda fue solamente de aclareo y que se realizó a petición de los mismos vecinos debido a la inseguridad en la zona, donde recientemente se registró un asalto.

En el centro de la ciudad, diez sujetos con uniformes de la Compañía de Luz talaron aproximadamente 50 árboles en el camellón de Avenida de las Torres y Municipio Libre. Testigos del incidente afirman que los supuestos trabajadores llegaron en una camioneta con el logotipo de la Compañía de Luz y realizaron talaron los árboles durante dos días completos.

Jorge González, un vendedor de aceite que atiende un puesto semifijo en el crucero, dijo que le llamó la atención que a pesar del ruido de los aparatos ningún vecino acudiera a preguntar el motivo de la tala. "Hubo algunos que sí se asomaron, pero no dijeron nada. Ya luego en la tarde se acercaron, pero los que venían en la camioneta terminaron de cortar los árboles y se fueron. Yo me acerqué y les pregunté y me dijeron que en tiempo de lluvias los árboles son peligrosos por el electrificado. Se me hizo raro porque hace varios meses que no llueve", comentó.

Pedazos de troncos y ramas pertenecientes a estos árboles, algunos como de diez años de edad, quedaron dispersos en el camellón y a decir de trabajadores de un autolavado no tenían la altura para alcanzar los cables que justificara que alguien arrasara con ellos.