Un ecocidio silencioso
se comete diariamente con los árboles de los camellones de la ciudad,
pues algunos ejemplares han sido convertidos en "postes vivos",
con anuncios, luminarias, cámaras de circuito cerrado y hasta nomenclaturas
clavadas a su corteza.
En la Avenida Insurgentes Sur y en Río Tíber, en cerca
de 50 árboles fueron colocados reflectores para iluminar los
establecimientos mercantiles, y a una parte de éstos, además,
se les enrrollaron luces de colores.
Frente a la Parrilla Danesa, un árbol tiene un cable con luces
enredado y una reflector; frente al restaurante-bar La Mentirosa, otro
árbol tiene dos reflectores; frente al restaurante La Valentina
un árbol tiene entre sus ramas una lámpara y está
enredado por un cable.
En el Eje Central Lázaro Cárdenas, una empresa constructora
colocó luminarias en cinco árboles, para iluminar la banqueta.
Sobre la misma vía, entre el Eje Ocho Sur y Río Churubusco,
los encargados de una fábrica, atornillaron un espejo para observar
quien toca a su puerta.
Frente al Sanborn's de Río Tíber y Reforma cuatro lámparas
están sujetas con abrazaderas de cuatro palmeras.
En Avenida del Tezontle, en la Delegación Iztacalco, fue atornillada
una nomenclatura de uno de los árboles que se encuentran en las
aceras. En Avenida Cuauhtémoc se detectaron árboles con
señales de no estacionarse frente a domicilios particulares.
No hay un censo oficial de cuántos árboles han sido transformados
en "muebles urbanos vivos", y tampoco hay denuncias.
Señalan delito
Según la subprocuradora Ambiental y del Ordenamiento Territorial
del DF, Ileana Villalobos, esta situación puede configurar un
delito, pero hasta el momento no se ha recibido ninguna denuncia al
respecto.
"Es un tema poco debatido en la ciudad, y tiene que ver con un
problema cultural. Falta divulgar que esto (convertir a los árboles
en muebles urbanos) no se puede dar", comentó la funcionaria.
La Ley de Medio Ambiente del DF señala que corresponde a las
delegaciones la preservación de áreas verdes, evitando
ocuparlas con obras o instalaciones que se contrapongan a su función.
El artículo 87 de dicha ley dice: "Para los efectos de
esta Ley se consideran áreas verdes (...) zonas con cualquier
cubierta vegetal en la vía pública".
El mismo artículo menciona que corresponde a las delegaciones
la construcción, rehabilitación, administración,
preservación, protección, restauración, fomento
y vigilancia de las áreas verdes establecidas en la vía
pública.
De acuerdo con Villalobos, la PAOT, está facultada para iniciar
una averiguación si algún ciudadano presenta una denuncia
por esta situación. Además, el establecimiento puede ser
acreedor a una sanción administrativa por colocar su anuncio
o luminaria en un árbol.
Para el investigador de la Universidad Autónoma de Chapingo,
Rodolfo Campos, la realización de perforaciones para colocar
luminarias o anuncios, es un acto vandálico similar al que se
realiza cuando se dibujan corazones y leyendas en la corteza de un árbol
con objetos filosos.
"Y si quienes hacen estas perforaciones son empresarios, es un
acto vandálico de empresarios que dañan a los árboles
por no colocar un poste o un objeto adecuado para colocar la lámpara",
enfatizó el investigador.
Los árboles, agregó el académico universitario,
son seres que viven muchos años, y al perforarlos para colocar
anuncios o luminarias, se les provocan heridas por las cuales pueden
introducirse plagas que detonen y aceleren su vulnerabilidad.
"Si hubiera una sociedad protectora de árboles, así
como hay una protectora de animales, seguramente protestarían
por esta situación", comenta ´ Rodolfo Campos.
En los países en donde se cuida a los árboles, no hay
quien trate de meter un tornillo a un árbol para colocar un anuncio,
dice el especialista que advirtió hace un año sobre la
plaga del eucalipto en la Ciudad de México.
La directora del Desarrollo Sustentable de la Delegación Iztacalco,
Xochitlali Aroche Reyes, comenta que aún falta mucho por avanzar
en materia del cuidado de los árboles.
Y coincide con la subprocuradora Ambiental, Ileana Villalobos, en que
las denuncias de los capitalinos se han enfocado más a la tala
y poda de los árboles, y no al daño causado por colocar
luminarias y anuncios.
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