Los 234 asentamientos irregulares en la
zona de conservación ecológica de Tlalpan cubren
parte de la montaña, en las cañadas, entre las milpas
y en lo profundo del bosque, y a pesar de que las autoridades
delegacionales han realizado denuncias penales en contra de quienes
ahí viven, afirman que es necesaria la ayuda del Gobierno
federal para frenarlas. |
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Los 'invasores hormiga' construyen una choza
precaria en una paraje, cañada o detrás de un grupo
de árboles para no llamar tanto la atención. Foto:
Carlos Milanés / Reforma |
Ante la magnitud que alcanzan las invasiones, Mireya Ímaz, directora
de Ecología de esa demarcación, afirmó que se requiere
de una política de Estado que redefina el área urbana,
y proteja los bosques y pastizales del sur de la Ciudad.
La zona afectada por las invasiones hormiga han ocupado una superficie
de 839 hectáreas, que equivale a la extensión total del
Bosque de Chapultepec.
La invasión hormiga consiste en construir una choza precaria
en una paraje, cañada o detrás de un grupo de árboles
para evitar que sea localizada a primera vista y al paso de los meses
consolidar la construcción con tabique y concreto.
Otra variante es la expansión de las colonias comunales que
están asentadas en la zona, mediante la construcción paulatina
de más casas junto a las colonias comunales -asentamientos de
comuneros- en torno a los restaurantes, a las pistas de motocicletas
o veredas para caballos en el Ajusco medio, y en la cercanía
de las carreteras Picacho Ajusco y Federal a Cuernavaca.
En el Ajusco, por ejemplo, se invadió un paraje conocido como
El Zacatón, que se encuentra en proceso de regulación.
En el asentamiento comunero Héroes de 1910, los propios comuneros
iniciaron un proceso de fraccionamiento en las faldas del Xitle para
la venta a particulares, dañando cerca de un millón de
metros cuadrados del bosque.
Cerca de Santo Tomas Ajusco hay casas esparcidas por parajes y barrancas
donde también se deposita cascajo y basura.
En Topilejo también hay casas recientemente construidas bajo
torres de alta tensión, en las cabeceras de las milpas, e incluso
hay sitios donde los lotes al borde de la carretera se encuentran señalados
con estacas de un metro de altura.
La mayoría de los casos se tratan de construcciones precarias
de madera y láminas, pero también hay de tabique y concreto.
Tanto en el Ajusco como en Topilejo existen predios donde se deposita
cascajo o sirven para aparcar camiones foráneos y cajas de tráiler.
Los terrenos son vigilados por perros y en algunos casos hay gente armada
custodiando.
De acuerdo con Ímaz, ya no hay grupos organizados que encabecen
una invasión en el bosque, como ocurría en las décadas
de los 80 y 90, sino que la construcción se realiza de forma
paulatina y a baja escala, dificultando su localización.
Las personas que construyen ilegalmente, agregó Imaz, por lo
general no pertenecen a los ejidos sino de gente que viene de otras
zonas de la ciudad o del País y que son atraidas por el bajo
costo de la tierra y a que no deben presentar permisos ante la Delegación
para edificar.
Fomentan comuneros invasiones
De acuerdo con información de la demarcación, unas 839
hectáreas de la zona de protección ecológica de
Tlalpan han sido afectadas por los asentamientos humanos irregulares
que han sido tolerados, e incluso fomentados, por los comuneros de la
región.
El caso más ilustrativo es del asentamiento Héroes de
1910, donde cerca de un millón de metros cuadrados fueron deforestados
y en ellos se construyeron casas, se habilitaron brechas y se introdujo
maquinaria pesada.
"El problema de los asentamientos no se puede resolver desde la
Delegación, sino que debe haber una decisión de Estado.
"En este caso se pone en riesgo la viabilidad de la Ciudad y la
vida de millones de personas por la de unos miles que viven en (asentamientos
irregulares en) esa zona (de conservación ecológica)",
enfatizó.
Ímaz explicó que una política de Estado debería
contener los lineamientos para que las construcciones irregulares en
bosques, pastizales, cañadas y barrancas sean clausurados, derribados,
y que sus pobladores sean reubicados en los cascos urbanos de Santo
Tomás Ajusco, San Miguel Ajusco y Topilejo, entre otros, o llevados
a zonas de baja densidad poblacional en la Ciudad.
Además se tendría que redefinir el polígono de
la zona de conservación ecológica y establecer mecanismos
para prevenir futuras invasiones.
Las zonas afectadas por las asentamientos irregulares tendrían
que ser limpiadas de escombros de las construcciones, y ser sometidas
a un proceso de reintroducción de vegetación y de arbolado.
"Ya hay tolvaneras en el Ajusco, ese es un indicador de la gravedad
del problema. Se trata de un asunto de sobrevivencia de la Ciudad.
"Además de la infiltración de agua al subsuelo,
la razón para proteger esa zona del sur de la Ciudad es por que
ahí vive el 3 por ciento de la biodiversidad del planeta",
explicó la funcionaria, quien es hermana del próximo delegado
en Tlalpan, Carlos Imaz.
Problema recurrente
El subprocurador Ambiental del DF, Miguel Ángel Cancino, destacó
que las invasiones son un problema recurrente que en algunas zonas adquiere
una mayor dinámica que en otras, pero que no ha dejado de presentarse.
Informó que entre julio del 2002 y julio del 2003, la Procuraduría
Ambiental y del Ordenamiento Territorial del DF, ha recibido 71 denuncias
ciudadanas por daños a suelo de conservación, invasión
de barrancas, afectaciones en áreas naturales protegidas, en
áreas de valor ambiental y en áreas verdes en suelo urbano.
"Creemos que el problema sí es importante y se debe tomar
en cuenta. Nosotros nos acercamos a las delegaciones, de hecho lo que
sucede en Tlalpan lo estamos atendiendo igualmente en Cuajimalpa, en
Álvaro Obregón, en Magdalena Contreras, sobre todo en
las dos primeras por la ocupación de barrancas en suelo de conservación,
así como en todas las delegaciones que tienen suelo ecológico
"El deber que tienen todos los ciudadanos es estar participando
en la atención de este tipo de problemas, que evidentemente no
es algo tan sencillo", comentó Cancino.
El funcionario agregó que sobre el asunto de las invasiones,
la Procuraduría Ambiental lo ve como un problema recurrente que
en algunas zonas adquiere una mayor dinámica que en otras, pero
que no ha dejado de presentarse.
A pregunta expresa el subprocurador precisó que la PAOT trabaja
con base a dos mecanismos: uno es directamente vinculado a la denuncia
ciudadana, incluyendo la petición de las propias autoridades
por entrarle a la solución de problema, y la otra es iniciar
investigaciones de oficio por la propia Procuraduría Ambiental.
Reconocen falta de coordinación
La secretaria del Medio Ambiente del DF, Claudia Sheinbaum, reconoció
que ha habido poca coordinación entre las instancias de los gobiernos
local y federal para atacar el problema de invasiones en suelo de conservación,
y destacó que se han remitido al Ministerio Público cerca
de 20 personas que están relacionadas con líderes que
especulan con la tierra en esa zona.
"Siguen creciendo los asentamientos humanos que ya existían
y que se han ido desdoblando y algunos nuevos asentamientos que se han
ido ubicando en zonas, producto de la venta ilegal de predios ejidales
y comunales.
"La vigilancia de la zona debe ser conjunta entre autoridades
delegacionales, ambientales, y SSP, e inclusive autoridades federales,
particularmente en las zonas boscosas que tienen un carácter
federal.
"Los ejidatarios y comuneros deben desarrollar otro tipo de actividades
productivas que les den recursos y no requieran vender sus tierras para
resolver sus problemas económicos; y tener una coordinación
intensa, eso es fundamental, hasta ahora ha habido poca coordinación
entre las distintas autoridades y es evidente que tenemos que actuar
en ese sentido", puntualizó.
Sheinbaum señaló que debe haber acuerdo entre los jefes
delegacionales de las siete demarcaciones que tienen suelo de conservación,
las autoridades centrales y el Gobierno federal para proteger estas
zonas por que significan la sustentabilidad de la ciudad.
Destacó la Secretaría de Gobierno del DF iniciará
en las próximas semanas reuniones con los jefes delegacionales
electos, con el fin de establecer programas de trabajo concretos para
establecer estrategias de vigilancia, de recuperación de zonas
invadidas y de restauración de áreas dañadas.
"En este año el Sistema de Vigilancia Ambiental en la Comisión
de Recursos Naturales ha desarrollado cerca de 280 operativos y remitido
al Ministerio Público a cerca de 20 personas relacionadas con
líderes que especulan y venden terrenos, y que además
mal informan a la gente que está comprando las tierras. En algunos
casos ha sido favorable el dictamen final de MP y del juez, y en otros
casos, no", abundó.
La funcionaria confirmó que hay especuladores de la tierra ligados
al PRI, al PRD, e inclusive al PAN, y demandó mayor participación
del Gobierno Federal para erradicar también la tala clandestina
en la frontera con Morelos.
Por Arturo Páramo y Alejandro Ramos
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